Ese gran dios que era Lugh....
Un día el rey de los Tuatha Dé Danann, Núadu, celebró una gran fiesta
invitando a todos los sabios y especialistas en todas las artes.
Después de que hubieron llegado todos poco antes de los festejos se
presentó ante el guardián de la entrada de la fortaleza de Tara un
enigmático personaje con su séquito, era joven apuesto y cubría su
cabeza con una diadema de rey.
El guardián preguntó: "¿Quién eres?", la respuesta del visitante sería
sorprendente:
"Fil sunn Luch Lonnandslech mac Cíein meic Díen Cécht agus Ethne
ingine Baloir. Dalta siden taillne ingine Magmóir rí Espáine agus
Echtach gairuch meic Dúach."
[Lug Lonnansclech, el hijo de Cían, hijo de Dían Cécht y de Ethne,
hija de Balor. Que es el hijo adoptivo de Tailtiu, la hija de Magmór,
rey de España, y de Eochaid Garb mac Dúach.]
Entonces el guardián le preguntó: "¿Qué artes practicas? Puesto que
nadie entra en Tara sin conocer un arte.
"Pregúntame", le dijo. "Soy un albañil".
El guardián respondió: "No te necesitamos. Tenemos ya un albañil,
Luchta mac Lúachada".
Entonces le volvió a decir:"Pregúntame, guardián. Soy un herrero".
El guardián le respondió: "Ya tenemos un herrero, Colum Cúaléinech de
las tres nuevas técnicas".
Entonces le dijo: "Pregúntame. Soy un campeón".
El guardián respondió: "No te necesitamos. Ya tenemos un campeón, Ogma
mac Ethlend".
Volvió a decir: "Pregúntame. Soy un arpista".
"No te necesitamos. Ya tenemos un arpista, Abcán mac Bicelmois, a
quien los hombres de los tres dioses eligieron en las montañas de los
sídes (seres del mundo invisible)".
Él dijo: "Pregúntame. Soy un guerrero".
El guardián respondió: "no te necesitamos. Ya tenemos un guerrero,
Bresal mac Echdach Báethláim".
Entonces dijo: "Pregúntame guardián. Soy un poeta y un historiador".
"No te necesitamos. Ya tenemos un poeta e historiador, Én mac Ethamain".
Él dijo: "Pregúntame. Soy un hechicero".
"No te necesitamos. Ya tenemos un hechicero. Nuestros druidas y
nuestra gente con poderes son numerosos".
Él dijo: "Pregúntame. Soy un médico".
"No te necesitamos. Tenemos a Dían Cécht como médico".
"Pregúntame. Soy un copero".
"No te necesitamos. Ya tenemos coperos: Delt y Drúcht y Daithe, Tae y
Talom y Trog, Glé y Galn y Glésse".
Él dijo: "Pregúntame. Soy un buen braserero".
"No te necesitamos. Ya tenemos un braserero, Crédne Cerd".
Entonces, una vez que todas las artes conocidas le han sido rechazdas,
Lug le hará la siguiente y sorprendente pregunta al guardián:
"Abair frisind ríg, al sé, Wan fil les óeinfer codo-gabai ina dánu-sae
agua má atá les ní tocussa i Temraig".
[Pregúntale al rey si tiene un hombre que posea todas las artes. Si lo
tiene no podré entrar en Tara.]
Entonces el guardián marchó al salón real a contarle al rey tan
sorpredente nueva. En la puerta de la ciudad se encontraba un hombre
que aseguraba ser maestro en todas las artes: poesía, druidismo y
demás sabidurías por ellos conocidas. El rey pronto accedería al deseo
de Lug y sería permitido entrar en la ciudad y presentarse ante el
rey: "Déjale venir a la corte, puesto que un hombre semejante jamás ha
venido a esta fortaleza".
Lug fue llevado ante el rey Núadu y su corte para ser sometido a una
serie de pruebas que demostraran que decía la verdad. Se le permitió a
Lug sentarse en el sillón de los sabios y entonces Ogma, con su
terrorífico poder, lanzó la losa de piedra, la cual requería cuatro
yugos de bueyes para moverla, hasta el centro del salón real quedando
apuntando hacia Tara (ciudad en la que tenía su morada el "ard ri",
rey supremo de Irlanda). Lo hizo con el propósito de desafiar a Lug
para ver si era capaz de mover la piedra. Lug rápidamente cogió la
piedra y ante la sorpresa de todos la lanzó con fuerza hasta el sitio
en el que se encontraba anteriormente.
Entonces los espectadores de tan singulares proezas dijeron: "Que
toque el arpa para nosotros". El guerrero tocó una música tan dulce
que logró que la multitud y el mismo rey quedasen profundamente
dormidos desde ese momento hasta esa misma hora al día siguiente. Tocó
música triste y todos se pusieron a llorar y lamentarse; tocó música
alegre y todos se sintieron contentos y felices.
Núadu, después de ver los muchos poderes del guerrero, consideró la
posibilidad de que semejante guerrero pudiera librarles de la opresión
a la que estaban sometidos por los Fomores. Se reunió en secreto con
sus nobles y consejeros y después de deliberar con ellos acordó
cambiar su sitio con el de Lug y dejarle el trono durante treinta
días, tiempo suficiente para que pudiera enfrentarse a los Fomores.
invitando a todos los sabios y especialistas en todas las artes.
Después de que hubieron llegado todos poco antes de los festejos se
presentó ante el guardián de la entrada de la fortaleza de Tara un
enigmático personaje con su séquito, era joven apuesto y cubría su
cabeza con una diadema de rey.
El guardián preguntó: "¿Quién eres?", la respuesta del visitante sería
sorprendente:
"Fil sunn Luch Lonnandslech mac Cíein meic Díen Cécht agus Ethne
ingine Baloir. Dalta siden taillne ingine Magmóir rí Espáine agus
Echtach gairuch meic Dúach."
[Lug Lonnansclech, el hijo de Cían, hijo de Dían Cécht y de Ethne,
hija de Balor. Que es el hijo adoptivo de Tailtiu, la hija de Magmór,
rey de España, y de Eochaid Garb mac Dúach.]
Entonces el guardián le preguntó: "¿Qué artes practicas? Puesto que
nadie entra en Tara sin conocer un arte.
"Pregúntame", le dijo. "Soy un albañil".
El guardián respondió: "No te necesitamos. Tenemos ya un albañil,
Luchta mac Lúachada".
Entonces le volvió a decir:"Pregúntame, guardián. Soy un herrero".
El guardián le respondió: "Ya tenemos un herrero, Colum Cúaléinech de
las tres nuevas técnicas".
Entonces le dijo: "Pregúntame. Soy un campeón".
El guardián respondió: "No te necesitamos. Ya tenemos un campeón, Ogma
mac Ethlend".
Volvió a decir: "Pregúntame. Soy un arpista".
"No te necesitamos. Ya tenemos un arpista, Abcán mac Bicelmois, a
quien los hombres de los tres dioses eligieron en las montañas de los
sídes (seres del mundo invisible)".
Él dijo: "Pregúntame. Soy un guerrero".
El guardián respondió: "no te necesitamos. Ya tenemos un guerrero,
Bresal mac Echdach Báethláim".
Entonces dijo: "Pregúntame guardián. Soy un poeta y un historiador".
"No te necesitamos. Ya tenemos un poeta e historiador, Én mac Ethamain".
Él dijo: "Pregúntame. Soy un hechicero".
"No te necesitamos. Ya tenemos un hechicero. Nuestros druidas y
nuestra gente con poderes son numerosos".
Él dijo: "Pregúntame. Soy un médico".
"No te necesitamos. Tenemos a Dían Cécht como médico".
"Pregúntame. Soy un copero".
"No te necesitamos. Ya tenemos coperos: Delt y Drúcht y Daithe, Tae y
Talom y Trog, Glé y Galn y Glésse".
Él dijo: "Pregúntame. Soy un buen braserero".
"No te necesitamos. Ya tenemos un braserero, Crédne Cerd".
Entonces, una vez que todas las artes conocidas le han sido rechazdas,
Lug le hará la siguiente y sorprendente pregunta al guardián:
"Abair frisind ríg, al sé, Wan fil les óeinfer codo-gabai ina dánu-sae
agua má atá les ní tocussa i Temraig".
[Pregúntale al rey si tiene un hombre que posea todas las artes. Si lo
tiene no podré entrar en Tara.]
Entonces el guardián marchó al salón real a contarle al rey tan
sorpredente nueva. En la puerta de la ciudad se encontraba un hombre
que aseguraba ser maestro en todas las artes: poesía, druidismo y
demás sabidurías por ellos conocidas. El rey pronto accedería al deseo
de Lug y sería permitido entrar en la ciudad y presentarse ante el
rey: "Déjale venir a la corte, puesto que un hombre semejante jamás ha
venido a esta fortaleza".
Lug fue llevado ante el rey Núadu y su corte para ser sometido a una
serie de pruebas que demostraran que decía la verdad. Se le permitió a
Lug sentarse en el sillón de los sabios y entonces Ogma, con su
terrorífico poder, lanzó la losa de piedra, la cual requería cuatro
yugos de bueyes para moverla, hasta el centro del salón real quedando
apuntando hacia Tara (ciudad en la que tenía su morada el "ard ri",
rey supremo de Irlanda). Lo hizo con el propósito de desafiar a Lug
para ver si era capaz de mover la piedra. Lug rápidamente cogió la
piedra y ante la sorpresa de todos la lanzó con fuerza hasta el sitio
en el que se encontraba anteriormente.
Entonces los espectadores de tan singulares proezas dijeron: "Que
toque el arpa para nosotros". El guerrero tocó una música tan dulce
que logró que la multitud y el mismo rey quedasen profundamente
dormidos desde ese momento hasta esa misma hora al día siguiente. Tocó
música triste y todos se pusieron a llorar y lamentarse; tocó música
alegre y todos se sintieron contentos y felices.
Núadu, después de ver los muchos poderes del guerrero, consideró la
posibilidad de que semejante guerrero pudiera librarles de la opresión
a la que estaban sometidos por los Fomores. Se reunió en secreto con
sus nobles y consejeros y después de deliberar con ellos acordó
cambiar su sitio con el de Lug y dejarle el trono durante treinta
días, tiempo suficiente para que pudiera enfrentarse a los Fomores.
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